El problema actual de los trabajadores…
Es lamentable el escenario que enfrentan hoy los trabajadores. Si bien el establecimiento de un estado de catástrofe y una cuarentena no es per sé negativo para la mayoría de ellos (por el contrario va en la línea correcta de resguardo de la salud), lo más seguro es que empresas solventes (pues no critico a pequeños empresarios con problemas de liquidez que no están en condiciones de subsistir) aprovecharán la instancia para desvincular a sus trabajadores bajo la excusa del contexto.
Sólo en el día de hoy he sido informado de varios despidos de empresas que aprovechado la contingencia han puesto término a la relación laboral de sus trabajadores. De manera astuta y antes que se promulgue la ley que sanciona este tipo de despidos, han acudido a la causal del artículo 158 N°6 del Código del Trabajo: caso fortuito o fuerza mayor. Para empeorar las cosas y sin criticar a las personas que allí trabajan, el contexto de funcionamiento de la institucionalidad que conoce de los reclamos se halla prácticamente suspendido: las Inspecciones del Trabajo casi sin atención y los Tribunales sin dar tramitación a causas por despido injustificado y colapsados antes de la contingencia.
Claro, no es posible negarlo, esto se veía venir, el colapso del sistema por el uso instrumental de los procesos por parte de los litigantes. Por parte de los trabajadores: demandas de vulneración en contextos donde sólo había un despido injustificado para “inflar las bases de conciliación”, uso indiscriminado del autodespido, etc. y; por parte de los empleadores: solicitud de oficios como estrategia dilatoria para desincentivar a los trabajadores en sus aspiraciones y presionarlos a recibir menos de lo que les corresponde, uso indiscriminado del recurso de unificación en los casos en que por despido improcedente se le ordenaba la restitución del descuento por AFC; etc.
La causa, de todo, el pasar por alto el principio señalado en el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, DEBEN comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Regla similar se encuentra en la Biblia en Mateo 7: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti”.
Hoy la falta a este deber moral y sus consecuencias, a mi modesto modo de ver, es casi irreversible; el sistema seguirá operando bajo la misma lógica dialéctica agresiva después de esta catástrofe. Sólo queda esperar que surjan los mecanismos para paliar los efectos: pronunciamiento “tipo” de parte de las Cortes (tal como se hace con los Recursos de Protección por aumento de planes de Isapre), mayor aplicación al principio de celeridad, aumento de las plantas de funcionarios de tribunales, aumento del número de jueces, etc.
Ánimo a todos